Parquímetros del sexo

Máquinas expendedoras para que las prostitutas puedan sacar un ticket que les permite ejercer su oficio en la calle.

© V. de los Espadas – JMNoticias

Las prostitutas callejeras de Bonn (Alemania) deben sacar un ticket que cuesta 6 Euros poder trabajar en la calle. (Foto: agencias)

Las prostitutas callejeras de Bonn (Alemania) deben sacar un ticket que cuesta 6 Euros poder trabajar en la calle. (Foto: agencias)

De la misma forma que los conductores tienen que pagar por estacionar sus vehículos en la calle, ahora también las prostitutas de Bonn, la antigua capital de Alemania, tienen que pagar un ticket para poder ejercer su trabajo en las calles de la ciudad.

Las autoridades han decidido instalar lo que llaman «parquímetros del sexo», unas máquinas expendedoras de tickets similares a las de los aparcamientos de vehículos, donde las profesionales del oficio más viejo del mundo deben obtener el suyo si quieren poder ofrecer legalmente sus servicios en la calle.

En estas máquinas se informa a las meretrices callejeras que el ticket, que cuesta 6 Euros, es necesario para poder «hacer la calle» entre las 20:15 de la noche y las 6 de la madrugada de todos los días de la semana.

Un cuerpo de inspectores ficales controla que cada chica tenga su ticket, que es válido para toda la noche. Caso que no sea así, la primera vez se les darán un aviso, pero si es reincidente se le impondrá una multa e incluso le pueden llegar a prohibir ejercer el oficio.

Se desconoce si la normativa municipal también obliga a que las chicas deben tener este comprobante de pago expuesto a la vista, aunque ya hay quien dice que la mayoría de ellas se lo colocará en el canalillo. En Dortmund, otra ciudad alemana, ya existe un sistema de pago similar, pero el ticket se tienen que comprar en las gasolineras y no en un parquímetro.

Monika Frombgen, portavoz del consistorio de Bonn, dice que las máquinas expendedoras de tickets sirven para que las prostitutas que trabajan en la calle sean fiscalmente iguales a sus compañeras que trabaja en burdeles registrados. «Se trata de una equidad fiscal porque las prostitutas que trabajan en locales, como prostíbulos o saunas, ya pagan impuestos» dijo Frombgen.

En Bonn hay oficialmente 200 prostitutas registradas que trabajan en burdeles y la prostitución callejera sólo está permitida en una de las calles de la ciudad. El año pasado las autoridades construyeron seis plazas de aparcamiento, rodeadas de una valla de madera por tres lados, que permite a los clientes estar con las prostitutas sin ser vistos desde otros coches aparcados.

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