Bronca entre dos bellas princesas
Las princesas Victoria y Magdalena de Suecia mantuvieron una fuerte discusión porque la primera no se ha decido a casarse y la segunda está harta de esperar su turno.
© Carmen Villar Mir – JM Noticias
Las dos hermanas más famosas del Reino de Suecia, las princesas Victoria, heredera del Trono, y Magdalena, tuvieron una discusión tan subida de tono que ha hecho correr ríos de tinta en los medios de información audiovisuales y escritos y ha cubierto de morbo las portadas de todos los diarios escandinavos.
Lo ocurrido no fue la clásica disputa de familia, sino una batalla a corta distancia en toda regla, aderezada con gritos, insultos, más o menos velados, palabras duras y el portazo final que hizo temblar los vetustos muros de Drottningsholm, la residencia de la Familia Real en Estocolmo, con el que «Madde» (Magdalena) puso fin al encuentro.
La tempestad, que viene de lejos, estalló porque la princesa Magdalena, que vive en un clima de crispación desde hace tiempo por su obligada espera prenupcial, se enfrentó a su hermana y le pidió que si no abdicaba, tuviera la valentía de casarse en contra de la voluntad de su padre el Rey, y de Suecia entera. Victoria pidió a su hermana pequeña que se callara y le recordó que «nobleza obliga», una sentencia que no entra en el firmamento de la dulce «Madde».
Aunque no existe ley que obligue a subir al altar a la «Kronprinsessa» antes que sus hermanos, por pura regla de tres la primera boda real que celebre este país será la de Victoria.
Pero no es un secreto que sus Majestades no dan su consentimiento a su hija, ya que opinan que Daniel Westling no es el marido adecuado para la futura reina de Suecia, y esperan el milagro de que Victoria encuentre un varón de sangre real, o por lo menos azul, que la ayude en sus futuras obligaciones como Jefa del Estado.
Por su parte, la Heredera, aunque sensible a toda crítica, tan ocupada está con sus obligaciones institucionales que parece no importarle quedarse soltera como su antepasada la reina Cristina.
Así las cosas, queda por ver si la real benjamina Magdalena, esa princesa de ojos color zafiro y cuerpo diez conocida como la princesa más bella de Europa, cumple con la promesa lanzada segundos antes de su espectacular salida con portazo de Palacio: «Haré lo que me dé la gana», y tal vez seamos testigos de una historia post-romántica, cuando una hija de reyes de este alejado país de las nieves se fugue para casarse con el hombre de sus sueños.