Setenta años no son nada

La reina Margarita II de Dinamarca celebra su 70 aniversario sin intención de abdicar ni mucho menos dejar de fumar. Entrevista con la soberana del Reino de las 500 islas.

© Miguel Mielgo – JM Noticias

El salón del jardín del castillo de Fredensborg, al norte de Copenhague, rebosaba de gente entre periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión. La reina Margarita II de Dinamarca había convocado allí una rueda de prensa con motivo de su 70 aniversario.

El interés por las palabras de la soberana del «Reino de las 500 Islas» había traspasado fronteras. Aparte de los medios daneses, también se habían desplazado hasta allí suecos, noruegos, alemanes, holandeses y rusos. Siete canales de televisión, entre los que había tres alemanes, retransmitirían el evento en directo.

El glamur de la monarquía es algo que «vende» en todos los medios europeos y, aún más, cuando se trata de Dinamarca, que no deja de ser una de las más antiguas del mundo.

¿Qué se le puede preguntar a una reina?

Algunos periodistas comentaban entre ellos sus dudas durante los minutos de espera. ¿Qué se le puede preguntar a una reina que cumple 70 años? Pues a pesar que en Dinamarca hay una libertad total de Prensa, todos estaban de acuerdo de que allí no era el lugar ni el momento para entrar a saco con preguntas indiscretas, aunque seguramente la reina contestaría y además saldría airosa. Así que, en las miradas de todos se notaba que nadie tenía la intención de aguarle la fiesta a la monarca.

Tras unos minutos retraso en un ambiente distendido y ordenado, una de las empleadas del castillo abre, no sin cierta dificultad, la vieja puerta doble del salón que da a las estancias interiores. Todo el mundo se ponen de pie y Margarita de Dinamarca entra en el salón acompañada de su marido, el príncipe consorte Henrik de Monpezat, que se agarra al brazo izquierdo de su mujer. Margarita lleva un vestido oscuro, casi negro, sobrio y elegante, que adorna en la parte derecha con un broche de oro antiguo con un relieve en forma de símbolos rúnicos.

Sonriente y feliz como una adolescente

Saluda a los presentes con un «goddag, goddag»  (buen día, buen día) y, tanto ella como su marido, dudan al tener que decidir el lado del sofá donde se van a sentar.

La Reina sonríe sin cesar y sus ojos brillan como los de una adolescente enamorada, desvelando así que está muy contenta y feliz, sobre todo por tener a su marido a su lado.

«Parece que esto está lleno» dice Margarita mirando a los periodistas, unos sentados y otros de pie, que están a sólo tres metros delante de ella. Y muestra su sorpresa cuando dice: «pues sí que han venido muchos».

Tras unos segundos de silencio en el que sólo se oye el continuo repiqueteo de las cámaras de fotos, la encargada de protocolo de la Casa Real dice ya se puede dar comienzo al turno de preguntas e indica el orden de los tres primeros que han pedido vez.

Majestad, ¿cómo se siente al llegar a esta edad?

«Pues bien, todo va bien y hacia adelante. Lo que más se nota cuando uno envejece es que se piensa en tiempos lejanos. No se siente como algo que haya que contar especialmente, pero todos nosotros esperamos estos días de la celebración de mi cumpleaños.La verdad sea dicha es que estoy abrumada por el interés que se han tomado todo. Que la gente quiera felicitarme lo tomo como un cumplido.»

Le espera una semana de festejos y actos. ¿Está contenta con todo?

«Estoy muy contenta, especialmente por la exposición arqueológica que me han dedicado en el Museo de Moesgaard de Aarhus. Y es porque la arqueología está muy dentro de mi corazón y porque me trae los recuerdos de mis años jóvenes.»

En ese momento, unos minutos después de dar comienzo a la rueda de prensa, el príncipe Henrik decide abandonar la sala para que su mujer pueda tener todo el protagonismo y contestar a la preguntas con tranquilidad.

Henrik se levanta, pasa por detrás del sofá y abraza a su esposa y, como si se fueran una pareja de novios, ambos juguetean con las manos. El consorte da entonces un beso en la frente a su mujer y Margarita, encantada con la muestra de cariño de su marido, le dice: «nos vemos»

No tiene intención de abdicar ni dejar de fumar

Llega el momento de la pregunta clave que todos esperan tener la oportunidad de hacer, después de muchas especulaciones y rumores sobre su posible abdicación.

Majestad, llegando a esta edad ¿tiene la intención de reducir sus actividades?

«Si se mira mi agenda, no hay nada en ésta que apunte a que sea así. Tampoco se van a reducir mis viajes oficiales. Es un placer poder representar a Dinamarca en el extranjero. Yo continuo y no voy a reducir mi trabajo porque todavía hay muchas cosas importantes que hacer.»

Una periodista danesa le dice que fumar es muy dañino para la salud, pero la reina, zanjando la cuestión, le dice con decisión y buen humor:  «Yo fumo. Esto no es ningún secreto. Así que, por tanto, ¡fumo!.»

Otro pregunta si ha notado algunos cambios entre los daneses durante los 38 años que lleva en el trono.

«Tenemos más facetas, pero yo no creo que hemos cambiado. Es más, yo creo que son los tiempos que corren los que han cambiado.»

Otra periodista le expone la hipótesis de que ella se pudiera encontrar ahora con la que fue joven princesa Margarita antes de subir al trono y le pregunta: ¿qué le diría?

«Que todo irá bien. Yo he tenido tantos apoyos que ha hecho que todo resultara fácil. Todos en la familia real hemos crecido sabiendo las obligaciones que nos esperan. Y si pregunta al príncipe heredero, yo creo que le dará la misma respuesta.»

Setenta años no son nada

Y dado que la cita con la Prensa es porque cumple 70 años, la reina Margarita quire quitar hierro a la importancia de la edad y dice:

«No es una esquina a la que se llega y se toma otra dirección, es sólo un cumpleaños redondo, quizás con signos de admiración. Setenta años no son nada.» y  bromeando, mientras suelta una carcajada, añade: «¡Es que además no pienso llegar a los 100!»

Margarita, la mayor de tres hijas del rey Federico IX y la reina Ingrid, le pusieron cuatro nombres: Margrethe Alexandrine Þorhildur Ingrid. El tercero es islandés porque hasta 1944 ella también era princesa de Islandia.

Ahora, y en su opinión tras 38 años en el trono, la monarquía no está en peligro de desaparecer.

«No veo nada por lo cual la monarquía no vaya a sobrevivir. Mi hijo es muy responsable y yo estoy muy segura de que mi nieto Christian también lo será.»

Sobre las críticas aparecidas en la prensa danesa, debido a que la princesa Mary asistió a una cena en la que también estaba Rigmor Zobel, una mujer de la «jet set» que fue condenada por estar en posesión de narcóticos, la reina explicó que no ha sido agradable.

«No tiene ninguna gracia que te critiquen. Tampoco es agradable tener que soportar criticas, pero uno debe aceptarlas cuando, a pesar de todo, se le sigue de cerca todo lo que hace.»

Ha pasado casi media hora y la rueda de prensa ha finalizado. La reina se levanta, da las gracias a todos por venir y se va por la misma puerta por la que ha entrado. Ahora, sólo tiene que esperar los festejos en su honor que culminan el 16 de Abril, el día de su cumpleaños.

Ese día, a las 12 en punto de la mañana, un batallón de la guardia real, vestido con uniforme de gala, desfilará en perfecta formación en la plaza de Amalienborg.

Cuando cese el sonido de las campanadas del reloj de la torre, la reina Margarita saldrá al balcón de su palacete para recibir los vítores y felicitaciones de los miles de ciudadanos que, bandera en mano, estarán esperando impacientes en la plaza para cantarle el cumpleaños feliz.

Cuarenta minutos después, la familia real danesa al completo se dirigirá a la recepción en el ayutamiento de Copenhague.

El trayecto por las viejas calles de la capital danesa se realiza en antiguas carrozas tiradas por caballos y escoltadas por los soldados del regimiento de húsares.

Por la noche, en el salón de caballeros del castillo de Fredensborg, una cena de gala con familiares y amigos, a la que asistirán representantes de todas las casas reales europeas, pondrá punto final a una semana de festejos en honor a la soberana.