Mary de Dinamarca presenta sus mellizos
Un niño y una niña que sus padres, los príncipes Federico y Mary de Dinamarca, llevaron en brazos cuando salieron del hospital público de Copenhague.
© Miguel Mielgo – JM Noticias
La entrada y los pasillos del «Rigshospital» (Hospital del Reino) de Copenhague estaban a rebosar de gente. Cientos de daneses y otros tantos fotógrafos, periodistas y cámaras de por los menos 12 canales de televisión de varios países, que retransmitían en directo, querían ser los primeros en ver a los mellizos de los príncipes herederos de Dinamarca. Un niño y una niña que salieron del hospital en brazos de sus orgullosos padres, pasadas las 3 y media de la tarde del viernes 14 de enero.
La princesa Mary, que perdió su apellido de soltera cuando se casó con el heredero danés, no podía ocultar su emoción llevando a su hijo con toda naturalidad sobre su brazo derecho y arropado con un chal de lana blanco de su fallecida madre. El príncipe Federico, no tan ducho en estos menesteres, llevaba a la niña arropada en un chal similar, aunque a veces usaba sus dos manos para sujetarla.
Los bebés, que no son gemelos sino mellizos, vestían dos colores distintos. El niño con una blusa de tonos grises y la niña con otra de color rosa pálido. «Mira los colores» dijo Federico en inglés a un periodista que le preguntó si era el niño el que llevaba en sus brazos.
La pareja se paraba para hablar con la gente y así poder mostrarles de cerca sus nuevos retoños. Los bebés dormían plácidamente en los brazos de sus padres y ni siquiera se inmutaron en su primera aparición en público. «Tienen dos temperamentos distintos; la niña es más tranquila, pero a los dos les gusta estar juntos» explicó Mary.
La madre y los recién nacidos habían estado en el hospital durante toda la semana. No es normal en Dinamarca que una parturienta, que no sea primeriza, esté tanto tiempo ingresada. Todas suelen ser dadas de alta, si no hay complicaciones, unas cuatro horas después del parto.
Los mellizos de Mary nacieron tres semanas antes de lo previsto. Los dos, el niño más que la niña, sufrieron una ictericia, algo normal en los prematuros porque el hígado no está totalmente formado. La piel se pone de un color amarillento que desaparece con un tratamiento de luz aplicado durante tres días.
Un parto natural en un hospital público.
El embarazo de mellizos Mary, una princesa muy popular considerada un icono de elegancia y sencillez en todo el mundo, causó una gran expectación y durante las últimas tres semanas mantuvo en vilo a todos los daneses.
Eran casi las 6 de la mañana del sábado 8 de Enero cuando Federico, que conducía su propio coche, un Saab rojo, llevó a su mujer al hospital como lo hubiera hecho cualquier otro marido. La princesa ingresó en el centro hospitalario a las 6 y media y, cuatro horas después, a las 10:30, llegaba al mundo el primero de los dos bebés; un niño que pesó al nacer 2.674 gramos y midió 47 centímetros. Casi media hora más tarde, a las 10:56, nació la niña que midió 46 centímetros, uno menos que su hermano, y pesó 2.554 gramos.
Fue un parto natural, por expreso deseo de la princesa, y todo se desarrolló de forma normal y rápida. Además, y según informó después el propio Federico, cuando nació el primero, Mary le puso sobre su pecho y ahí estuvo todo el tiempo, agarrado a un dedo de su madre, esperando que naciera su hermana.
La princesa no fue la única ese día.
Mary no fue la única mujer que dio a luz ese día en el hospital público de la capital danesa. Según Birgitte Hillerup, jefa de comadronas del centro, otras 27 mujeres tuvieron a sus hijos en el mismo paritorio y una de ellas también tuvo mellizos. La princesa ocupó una de las habitaciones estándar como cualquier otra embarazada. Sin embargo, como el parto era doble, fue atendida por tres comadronas y dos médicos, que junto con su marido, estuvieron presentes todo el tiempo.
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El nuevo príncipe y la nueva princesa ocupan el cuarto y quinto puesto en la línea de sucesión a la corona del «Reino de las 500 Islas», como también se conoce a Dinamarca, por detrás de su padre y sus hermanos mayores, el príncipe Christian de 5 años y la princesa Isabella de 3. Los bebés son también los nietos 6° y 7° de la reina Margarita II y de su esposo el príncipe consorte Henrik de Monpezat.
Medios de todo el mundo.
Como ya es habitual en estos casos, el propio príncipe Federico bajo al hall del hospital dos horas después del nacimiento para comunicar la buena nueva al centenar de periodistas y fotógrafos que esperaban. Muchos de ello habían venido desde países vecinos e incluso desde Australia.
Haciendo el signo de la victoria con los dedos para indicar que eran dos, Federico quiso mantener la expectación y dijo primero: «Son dos». Después, y haciendo una pequeña pausa añadió: «el primero es un niño y el segundo…» – alargando aún más el suspense, dijo: «..es una niña». Al mismo tiempo indicaba con sus manos el tamaño de uno y otro.
Un doble milagro.
Federico contó a los presentes que estuvo al lado de su esposa durante todo el parto. «Yo estuve allí cada segundo y es uno de los mayores momentos de mi vida». Y añadió: «Es casi algo irreal estar casi media hora con el primer nacido en brazos de su madre, mientras ella continúa luchando hasta que llegaba el otro. Es un doble milagro»
El príncipe, y ahora padre de 4 hijos, dijo estar muy impresionado de su esposa. «Los dos mellizos tienen el pelo oscuro y ambos se hicieron oír al nacer. Yo estoy muy impresionado de las mujeres y de lo que son capaces de hacer». Federico sabía que le iban a preguntar por los nombres de sus dos nuevos vástagos, pero no iba a decir nada porque es una tradición que el nombre sólo se sepa el mismo día del bautizo. Así que, salió por peteneras y dijo: «Hombre, yo me acabo de enterar que hoy, 8 de Enero, es el cumpleaños de Elvis Presley, por tanto y de momento, al niño le llamaremos Elvis»
El abuelo paterno el primero en llegar
El marido de la reina Margarita y abuelo de los bebés, el príncipe consorte Henrik de Monpezat, fue el primero de la familia real en aparecer por el hospital. A los periodistas les dijo que venía pronto porque «quería ser el primero en ver a sus nuevos nietos».
El padre de la princesa, el profesor John Donaldson, también llegó enseguida y confesó que había llorado de emoción cuando se enteró del feliz acontecimiento. El abuelo materno se encarga en estos días de cuidar a sus otros nietos, los principes Christian e Isabella.
La reina no quiso esperar.
La reina Margarita no quiso esperar mucho tiempo y, al contrario de otras ocasiones, llegó muy pronto al «Riget» apodo con el que se conoce el Rigshospital (Hospital del Reino) de Copenhague. Sin embargo Margarita II de Dinamarca prefirió entrar por la puerta de atrás y no habló con la Prensa hasta la salida. La soberana dijo que sus nuevos nietos eran «pequeños pero muy finos» y que se alegraba que el parto había sido rápido y que Mary tuviera a su padre con ella. «Estoy contenta de que el padre de la princesa heredera esta aquí» dijo.
El saludo de los cañones por partida doble.
Es también una tradición que las antiguas baterías de cañones de los castillos daneses anuncien la llegada al mundo de un nuevo príncipe. Pero esta vez las salvas de 21 cañonazos disparadas a las 12 en punto de la mañana del sábado 8 de enero fueron por partida doble. Un total de 42 disparos salieron de los cañones que apuntan al estrecho del Sund, situados sobre las murallas del castillo de Kronborg, en Helsingør. Otros tantos fueron disparados por la vieja batería Sixtus, que está en la fortaleza de Holmen, a orillas del Báltico y frente a la entrada del puerto de Copenhague. También dispararon los 42 cañonazos de rigor desde el viejo fuerte de Aaberraa, justo en la frontera con Alemania, en la península de Jutlandia.
Mellizos en la historia de la familia real.
No es la primera vez que nacen mellizos en el seno la familia real danesa, aunque sólo ha ocurrido en en dos ocasiones. La primera fue en 1519. El rey Christian II y la reina Elisabeth fueron padres de los mellizos Maximilian y Philip. Ambos murieron el mismo año. La segunda fue en 1626. El rey Christian IV y Kirsten Munk tuvieron las mellizas Christiane y Hedvig, pero ninguna de las dos hermanas estaba en la línea de sucesión a la corona.
El chal de la madre de Mary.
La princesa Mary utiliza un chal de punto que había hecho su fallecida madre para arropar a sus hijos. Es de lana y está hecho a mano en la forma original de las Islas Shetland, el lugar de donde sus padres son originarios. Este mismo chal ha sido también usado con uno de los mellizos, pero como eran dos, su padre John Donaldson le ha conseguido traer otro igual.
El dilema del vestido del bautizo.
Otra de las tradiciones de la familia real es que todos los hijos del Heredero sean bautizados con el vestido de cristianar del rey Christian X, confeccionado en 1870. No obstante, la llegada de los mellizos ha creado un dilema. ¿Bautizarán a los gemelos de uno en uno para que puedan usar el mismo vestido o romperán la tradición y comprarán dos vestidos nuevos iguales?. Todo se sabrá dentro de tres meses, lo mismo que los nombres, en el mismo momento del bautizo.
Un vestido de cristianar con historia.
El vestido de cristianar del rey Christian X es una pieza histórica que tiene más de un siglo de antigüedad. Ha sido usado para bautizar al príncipe Federico y a sus hijos, además de la propia reina Margarita, su padre el rey Federico IX y su abuelo el rey Christian X.
Otros miembros de la familia real han usado el vestido en sus bautizos. Entre ellos se encuentra el príncipe Joaquín y sus hijos Nikolai y Félix, la princesa Benedikte y la ex-reina Anna Marie de Grecia, la princesa Elisabeth, prima de la reina Margarita y dos primos de la soberana, los condes Ingolf y Christian de Rosenborg.
El vestido, que fue confeccionado en 1870, es largo con mangas largas y está en muy buen estado a pesar de tener más de 100 años. En los viejos tiempos era normal que los vestidos para los bautizos fueran abiertos por la parte de atrás. De esta manera era más fácil ponerselo al niño, aunque fuera muy grande, porque así la parte frontal caía mejor cuando lo llevan en brazos.
Está hecho de ganchillo fino estilo de Bruselas, es de color crema suave y fue hecho por orden de la que fuera princesa Luisa de Suecia, esposa del rey Frederik VIII de Dinamarca, para bautizar a su primogénito, que más tarde fue el rey Christian X, el abuelo de la reina Margarita. El vestido se guarda siempre en las estancias de la reina madre. Antes estaba en el palacete de la reina Ingrid, pero tras su muerte la tradición ha pasado a la reina Margarita.
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