Y ahora toca a las mandarinas
La venta de los cítricos españoles en Noruega podría paralizarse tras descubrirse que los drogadictos limpian sus jeringuillas pinchando en las mandarinas en los supermercados.
© V. de los Espadas – JM Noticias
Cuando Torstein, un estudiante de medicina noruego, compró la bolsa de clementinas españolas en el supermercado Bunnpris Blindern de Oslo, no se podía imaginar lo que iba a descubrir en algunas de las frutas.
«Las saqué de la bolsa y me di cuenta que algunas tenían manchas en la corteza. No eran manchas verdes de fruta que todavía no está del todo madura, sino manchas oscuras» dice Torstein al VG.
Ácido cítrico para disolver heroína.
El joven decidió examinar las manchas de cerca porque había oído que los drogadictos usaban naranjas y limones, cuyo zumo contiene ácido cítrico, para limpiar las jeringuillas y disolver la heroína. Se acordó que un compañero de estudios le había dicho que había encontrado manchas de sangre en una clementina que había comprado en otro supermercado.
Según el diario noruego VG, algunos supermercados de Oslo han tenido que colocar los limones y el zumo de limón al lado de la cajera, para así evitar que los drogadictos lo robaran. Torstein sospechó que algo pasaba con las clementinas españolas que acababa de comprar. Los drogadictos no las robaban, pero extraían el zumo con las jeringuillas y se marchaban.
En las fotos se ven claramente los pinchazos y las manchas oscuras que se producen a su alrededor, como si la corteza se estuviera pudriendo. Los pinchazos son profundos y se nota que la fruta ha perdido parte de su zumo. Aún así, no se puede asegurar, sin un análisis, que se trate del pinchazo de una aguja hipodérmica.
«Fue algo muy desagradable. Sé que no hay peligro de infección, pero aún así, se me quitaron las ganas de comer clementinas» dice Torstein al diario VG
Crisis en plena temporada de exportación.
La pasada crisis de los pepinos, que llevo al cierre de mercados en toda Europa y perdidas millonarias a los agricultores españoles, fue provocada sólo por dos palabras que soltó, sin pensar, una concejala alemana: «pepinos españoles».
A partir de ahí, los medios alemanes ya tenían algo concreto que decir sobre lo que estaba sucediendo y, aunque nada había sido comprobado, echaron la culpa de todos los males a los pepinos españoles cuando en realidad el foco de la infección estaba en Alemania.
Ahora, en Noviembre, en plena temporada de exportación de cítricos, puede ocurrir algo muy parecido con las mandarinas o clementinas españolas, que son las que más se venden en los países nórdicos y en el resto de Europa.
El periódico VG, el mas leído de Noruega, publicaba a las 7 de la tarde esta historia de las clementinas y los drogadictos. Cuatro horas después, el 89,5% de los más de 10.000 lectores que había votado en la encuesta, decidían que no iban a comer clementinas, o lo que es lo mismo, que no iban a comprarlas.
Si la psicosis se extiende a otros países, como ocurrió con los pepinos, en menos de tres días podrían cerrarse todos los mercados europeos de cítricos. No se venderían clementinas ni naranjas que no estuvieran empaquetadas en embalajes que fueran imposibles de traspasar con agujas.
Que se dediquen a otra cosa que no sea fastidiar, ¿no hay drogadictos en oslo? yo por experiencia puedo decir que no son pinchazos de ningun drogadicto, tan solo son la picadura de la mosca que ataca a los citricos, por ese agujerito solo sale y entra un simpatico gusanito…
Tú te pinchas o qué?
Qué poco me sorprende ya lo que inventan estos suecos con tal de hundir el mercado agrario español contra el que no son capaces de competir limpiamente. Eso es una picadura de mosca de la fruta, aunque estoy seguro que el artífice de tal mentira lo sabrá. La mosca es autóctona de la Europa mediterránea que tanto odian por que se creen que son ellos con sus impuestos los que pagan nuestras subvenciones, que usamos para comprar sus semillas, sus productos químicos y sus tractores y equipos mecánicos. El problema no es la fruta, ni las moscas, ni los supermercados suecos llenos de drogadictos, el problema como suele ocurrir es el dinero.
No andas muy ducho en geografía que digamos. He leído la noticia y resulta que sucede en Oslo, en Noruega, nada que ver con «los suecos» que mencionas.
Pues tienes razón esta vez fue en Oslo, perdonen no me fijé demasiado y di por hecho que sería Suecia o Alemania, pero parece que despertamos la misma simpatía a todos los no-Mediterráneos. Gracias Luisa por tu apunte, espero que ese despiste no fuese lo único que sacases de mi comentario.
lo que nos faltaba …….