La enfermedad de las princesas
Letizia sigue perdiendo peso y aunque la Casa Real niega que padezca una anorexia, en los medios europeos no cesan los comentarios sobre su enfermiza delgadez.
© Miguel Mielgo – JM Noticias
En el suplemento dominical del periódico sueco Expressen se podía leer un reportaje a doble página que tenía el siguiente titular: «La enfermiza delgadez de Letizia»
La esposa del príncipe Felipe está tan delgada que «hasta sus brazos son de menor grosor que los de su hija Leonor, que sólo tiene 9 meses», dice también el periódico.
En la foto que publica el diario se puede ver a Letizia con su hija, mientras otro titular señala su delgado brazo y dice: «víctima de la enfermedad de las princesas».
Y no anda muy equivocado el diario, ni ningún otro periódico europeo que en estos días se ha ocupado de la extrema delgadez de la Princesa de Asturias, por mucho que la Casa Real española se empeñe en seguir negando que tiene problemas de salud.
A juzgar por las fotografías de un antes y un después, suecos, daneses o alemanes son de la opinión y apunta que la anorexia, una enfermedad que también llaman «el mal de las princesas», se ha cebado con Letizia. Dicen que es imposible que estar tan delgada sea algo natural o congénito.
El que calla otorga
Pero en la Zarzuela, al contrario de otras casas reales europeas, impera la política de la opacidad, la de ocultar lo evidente y tapar a cal y canto todo lo que afecta a la familia real española, como ya se hizo con los papeles del divorcio de Letizia, y otros asuntos que si se hubieran hecho públicos, se hubieran evitado muchos rumores y especulaciones.
Hace unos días, Letizia estuvo junto con su marido y resto de la familia real en unas regatas en Mallorca. La princesa plebeya llamó la atención de propios y extraños porque tiene las mejillas y los carrillos hundidos. Parece que los huesos le salen de la piel y unos brazos que parecen astillas. Su esquelético aspecto está dando a entender que le está pasando algo.
Si tiene anorexia, estrés de madre primeriza, o cualquier otro tipo de problema de salud, oficialmente no existe. Aunque la Casa real pueda decir que se trata de un asunto privado, – que tampoco lo han dicho, – la salud de un miembro de la familia real no tiene que ser un secreto.
En Suecia se informó de la enfermedad de Victoria
En la Zarzuela tienen que aprender que ya no viven en una época medieval y tienen que hacer como hacen los suecos, daneses y noruegos en estos casos. En 1997, la princesa Victoria de Suecia sufría anorexia. Lejos de ocultar el asunto, la Casa real de Suecia convocó a la Prensa nacional e hizo pública la situación. Al mismo tiempo se pidió tranquilidad para que la princesa pudiera seguir un tratamiento adecuado. Los suecos entendieron la situación y hoy día Victoria de Suecia está curada y se siente feliz junto a su novio.
La sinceridad de Mette-Marit
El pasado de la princesa plebeya Mette-Marit de Noruega, antes de casarse con el príncipe Haakon, era la comidilla de todo el mundo. El estrés y los nervios hicieron que perdiera algunos kilos, que además le daban un aspecto demacrado. Pero Mette-Marit no dudó en confesar públicamente que había vivido tiempos difíciles, involucrada en el mundo de la droga, y prometió cambiar.
Los noruegos le dieron un voto de confianza y hoy día Mette-Marit es una mujer alegre, de aspecto sano y querida por todos. Sobre todo ella es un madre ejemplar para sus hijos que no tiene nada que esconder. La Casa real noruega es la primera en hacer público cualquier incidente que le pueda pasar a los miembros de la familia real. De esta manera se evitan rumores y especulaciones tendenciosas.
En Dinamarca tampoco se libraron de los problemas
Otra princesa plebeya, Alexandra de Dinamarca, también sufrió una llamativa perdida de peso antes de su boda con el príncipe Joaquín. Lo mismo le pasó a Mary Donaldson, hoy día la princesa heredera Mary de Dinamarca, que adelgazó varios kilos debido al estrés y los nervios del momento, porque estas jóvenes princesas plebeyas se sienten obligadas a ser perfectas en todo. Sin embargo, después de la boda y del nacimiento de su hijo Christian, que ahora tiene 10 meses, Mary recuperó rápidamente y ahora yiene el aspecto sano y juvenil que siempre tuvo.
Si pasar de la noche a la mañana a ser el centro de atención de todo el mundo puede llegar a provocar una importante perdida de peso, en el caso de Letizia no tiene razón de ser y debe haber otro motivo. La esposa del príncipe Felipe tiene muchas tablas en la escena pública y está habituada a las cámaras por su anterior trabajo de presentadora de televisión. La Casa Real española tendría que poner las cartas sobre la mesa, dejarse de tanto hermetismo, y decir lo que en realidad le está pasando a Letizia, además de otras cosas que no dicen. Los españoles tienen todo el derecho a saberlo, teniendo en cuenta que son ellos los que pagan los impuestos que sirven para financiar la monarquía.