Adiós a las señoritas francesas

En Francia han prohibido usar el tratamiento «mademoiselle» (señorita) porque grupos feministas lo consideran denigrante y machista. Menos mal que en España ya no mandan las feminazis sociatas.

© Miguel Mielgo – JM Noticias

Las palabras francesas «mademoiselle» (señorita) o «mesdemoiselles» (señoritas) están ahora prohibidas en Francia. (Foto: ilustración)

Las palabras francesas «mademoiselle» (señorita) o «mesdemoiselles» (señoritas) están ahora prohibidas en Francia. (Foto: ilustración)

Es normal que cada país tenga sus normas, muchas veces no escritas, sobre el uso de los tratamientos sociales. En Francia, lo mismo que en España, se dice «mademoiselle» (señorita) a una mujer joven y soltera. Este tratamiento forma parte de las tradiciones y además se considera muy respetuoso con la mujer, o por lo menos lo era hasta ahora.

Lo que ha pasado en el país galo es que allí han decidido suprimir el vocablo «mademoiselle» (señorita) y su plural «mesdemoiselles» (señoritas), de tal manera que ahora todas las «jeune filles» (chicas jóvenes) tienen que ser llamadas «mesdames» (señoras) o simplemente «madame» (señora) en singular.

Todo esto es para que el tratamiento utilizado con ellas no difiera del que se usa con los hombres; donde sólo existe el «monsieur» (señor) o «messieurs» (señores) en plural.

Un cumplido convertido en insulto

En el lenguaje coloquial de los franceses, llamar «mademoiselle» (señorita) a una mujer siempre se ha considerado un cumplido y una forma de buena educación, pero para las feministas, el vocablo es todo un insulto. La palabra «mademoiselle» describe a una mujer joven, potencialmente libre y sin compromiso, algo que ahora, en el contexto profesional, parece que no está bien visto.

Así pues, el título de «mademoiselle» (señorita), que debería aparecer delante de un nombre femenino, ha sido borrado de todos los documentos oficiales franceses; desde la declaración de la renta hasta las pólizas de seguros.

Sin embargo, la erradicación del vocablo no está todavía muy extendida porque aún se puede marcar la casilla «mademoiselle» en la compra de billetes de tren o en las entradas para conciertos.

Las perras de guardia

La culpa de todo este desaguisado, que además a las jóvenes francesas no les ha hecho ni pizca de gracia, lo tienen dos grupos de feminazis feministas. Uno de ellos se llama «Osez le Feminisme» algo así como «Feminismo osado». El otro se llama «Les Chiennes de Garde» (Las perras de guardia).

Estos dos grupos feministas han conseguido desterrar las «mesdemoiselles» (señoritas) de la lengua de Moliere, por lo menos la oficial, ya que lo consideran como una expresión denigrante para la mujer porque refuerza «el latente machismo que existe en Francia»

Beneplácito del Gobierno

La ministra de asuntos sociales francesa, Roselyne Bachelot, apoya la prohibición de usar el tratamiento de «mademoiselle» para referirse a una mujer joven, porque el vocablo es como «una invasión de la vida privada y un insulto a la igualdad de derechos de ambos sexos». Una decisión que no ha caído bien ni a los franceses ni a las francesas y, seguramente, se lo tendrán muy en cuenta a la hora de las elecciones.

La amante y la «madame» del burdel

Por otra parte, los franceses tienen ahora otro dilema. Si la palabra «mademoiselle» (señorita) es denigrante para las féminas, ¿qué se puede decir de la palabra «maîtresse», que significa amante y a la vez es la maestra de escuela? ¿Tendrán los niños en los colegios que llamar «maîtrese» a su maestra en vez del tradicional «mademoiselle» (señorita) como hacían hasta ahora?

Las viejas brujas feministas han conseguido cambiar una tradición. (Foto: ilustración)

Las viejas brujas feministas han conseguido cambiar una tradición. (Foto: ilustración)

Pero el problema no se soluciona obligando a los niños a llamar «madame» (señora) a las jóvenes profesoras, en vez de «mademoiselle» (señorita).

Y es que el término «madame» (señora), pero dicho con el artículo «la» delante, también se usa en el lenguaje coloquial para definir a la patrona de un burdel o de un establecimiento de no muy buena reputación.

Las «Pajines» ya no mandan

En España hay otros problemas más importantes que eliminar el tratamiento de «señorita» del vocabulario oficial. Además, sería absurdo que una joven de 18 años tuviera ahora que poner el título de «señora» delante de su nombre,  sólo porque un grupo de feminazis viejas brujas lo exijan.

Y ya que salen las brujas a relucir, menos mal que en España ya no mandan esas petardas rojillas como «la Pajin», «la Aido», «la Valenciano», «la de la Vega», «la Sinde» o alguna del resto de la chusma zapateril.

Todas ellas unas inútiles en sus trabajos y muy feminazis de cara a la galería, pero que serían capaces de vender a sus madres con tal de recuperar esa juventud perdida que tanto añoran, o esa belleza juvenil que nunca han tenido. Son unas viejas brujas, como diría Cela, que algún día pagarán en la hoguera el daño que han hecho al país.

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