Un concurso de televisión busca al peor conductor de coches de Dinamarca
Algunos participantes conducen tan mal que la policía les ha convocado para pasar un nuevo examen y hasta les ha multado.
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Ni a los organizadores del programa ni siquiera a los propios concursantes se les había pasado por la cabeza que participar en el concurso «Danmarks værste bilister» (Los peores conductores de Dinamarca), les iba a traer problemas con la policía de tráfico.
Y es que después de emitir por la televisión las dos primeras partes de este concurso, – una especie de «reality» del canal TV2 de la televisión danesa – las autoridades de tráfico no tardaron en reaccionar, enviando una carta a cada uno de los cuatro peores conductores participantes, para que demuestren, pero de forma oficial, que conocen el reglamento y saben conducir un coche.
«Tratamos de averiguar si de verdad estos concursantes son tan malos conduciendo un vehículo como se aprecia en el programa» dijo Erik Sönderborg el jefe de la Policia de tráfico de Copenhague.
El asunto no era para menos porque, tras ver las peripecias y dificultades de los 8 finalistas, elegidos entre una docena inicial por un panel de expertos, la Policía se pregunta cómo es posible que estos conductores hayan podido superar alguna vez las pruebas del examen del carné de conducir.
Multas para los peores.
Lo peor ha sido para Alin Albert, un joven de 22 años, que además ha sido acusado judicialmente de cometer tres faltas graves del código de circulación, aparte de la multa que le impondrán, también perderá el permiso de conducir por un tiempo. «¿Por qué yo?» se pregunta Alin Albert y dice que los organizadores le prometieron que la policía no se metería con ellos si hacían algo mal.
Lo cierto es que los concursantes no se apuntaron voluntarios. Fueron los familiares, amigos y también los colegas del trabajo, los que les metieron en este singular concurso.
Cuando les convocaron sólo sabían que se trataba de hacer unas simples pruebas de conducir y no sabían que una cámara les estaba grabando desde el interior del vehículo, mientras otra, oculta en otro coche que les seguía, grababa desde el exterior. Todos iban acompañados de un amigo o familiar y una supuesta periodista del programa, que en realidad era una profesora de autoescuela cuya función era indicar dónde tenían que ir o lo que tenían que hacer al volante.
Y aunque conducir en Copenhague es bastante más fácil y mucho más cómodo que hacerlo en Madrid, el simple hecho de girar en una plaza o cambiar de velocidad, fue para alguno de los concursantes una auténtica pesadilla. Más aún para la camuflada profesora de autoescuela, que en una ocasión pidió al conductor de turno, un joven de 25 años que presumía de haber trabajado de taxista, que parara de inmediato el vehículo porque quería bajarse. Después de salir del coche dijo: «con este conductor he visto mi vida en peligro».
Pruebas simples pero mal hechas.
Conducir por una autopista vacía y salir por el primer desvío después de un puente puede resultar fácil, pero no lo fue para alguno de los participantes. No sólo pasaban de largo (a pesar de todas las señales), sino que para volver algunos giraron 180 grados en medio del puente, como si estuvieran en el jardín de su casa.
A la hora de aparcar el asunto es de risa. Flemming Kaiser, uno de los concursantes que más fallos cometió, hizo una buena demostración de que sabía aparcar «a la francesa» – como se llama en Dinamarca al aparcamiento de oído – pero dejando el guardabarros delantero de su coche en la calzada y empotrando el trasero en el faro del otro.
Tras más de 20 minutos de vanos intentos la desesperación se apoderó de Tina Jung Möller, que abandonó el vehículo dejándolo atravesado en medio del camino.
Por su parte, Søren, un hombre al que su propia hija le teme tanto conduciendo que hasta se pone casco cuando ve a su padre que se sienta al volante, tampoco es mucho mejor intentando aparcar.
Tras los cabreos por intentar hacer la maniobra en un camino vecinal donde se hacía la prueba, sale del vehículo y se da cuenta que no sólo ha abollado su coche, sino que también otros dos vehículos y hasta los bidones que marcaban el espacio.
A Lisbeth, un ama de casa que lleva 17 años conduciendo, la metió su marido en el concurso para ver si se daba cuenta de que no era el único que criticaba su forma de llevar un coche. Decían sus vecinos que el marido sufrías crisis nerviosas cada vez que su mujer se ponía al volante del vehículo familiar con sus tres hijos dentro. Lisbeth no sólo demostró que no sabe dar marcha atrás, sino que además tampoco encuentra el punto medio del embrague y, sobre todo, no para de hablar, excepto cuando se queda dormida… ¡conduciendo!.
La mujer de un policía
«La seguridad en el tráfico es una cuestión de vida o muerte» dijo el subdirector de la policía danesa Mogens Kjaergaard Möller tras ver el programa. El policía se mostró muy preocupado y al mismo tiempo se preguntaba ante las cámaras; «si esto era una muestra del estándar de los conductores daneses»
A quien de verdad le ha sentado muy mal recibir la carta de la policía, donde le convocan para una prueba de aptitud, es a Lene. Esta participante, una mujer de mediana edad que además está casada con un policía de tráfico, conducía el coche como si fuera el carrito de la compra por los pasillos del supermercado. Visiblemente enfadada por la misiva policial, Lene dijo ante las cámaras: «La policía debería estar en las calles cuidando que los conductores no cometan infracciones, en vez de estar sentados en el sofá de su casa viendo este programa de televisión». Su marido, sentado a su lado, ni se atrevió a contradecirla.
El éxito de audiencia del programa ha hecho que la dirección del canal de la TV2 danesa decidiera que si alguno de los concursantes no supera las pruebas de aptitud, que ahora les pide la policía, y además les retiran el carné de conducir, el programa se hará cargo de los gastos de las clases de la autoescuela, además de los trámites para que vuelvan a recuperarlo.
Sin embargo, parece que nada está todavía claro y no quieren saber nada de las multas que les impongan. Ahora sólo les falta saber quién de los 8 conductores que quedaron finalistas será el ganador del concurso y se podrá llevar a su casa el nada agradable título de ser «El peor conductor de Dinamarca».
La idea de este concurso ha traspasado fronteras y en países vecinos, como Suecia y Noruega, se está preparando una versión nacional de este «reality», que la semana pasada tuvo un «share» del 47%, de la audiencia, o sea más de 2,5 millones de los telespectadores de Dinamarca. Y es que para hacer televisión sólo se necesita tener buenas ideas y no grandes presupuestos.