Pruebas del daño que causa la ceniza volcánica en los aviones
Cinco cazas finlandeses sufrieron daños en sus motores por la cristalización de ceniza volcánica en su interior cuando cruzaron volando la nube de cenizas en el norte de Finlandia.
© Miguel Mielgo – JM Noticias
Mientras casi todas las compañías aéreas reclaman la apertura del espacio aéreo europeo e insisten que la nube de cenizas volcánicas no es peligrosa para los aviones, resulta que al menos cinco cazas F-18 de la Fuerza Aérea de Finlandia va a tener que ser reparados a fondo después de haber volado dentro de esta nube durante sólo unos minutos.
Joni Malkamäki, encargado de prensa de las Fuerzas Aéreas finlandesas (Ilmavoimat), dice que después de examinar las turbinas de los cinco Boeing F-18 Hornet, que volaron por el norte del país cuando la nube de cenizas del volcán islandés llegó a Europa el pasado jueves 15 de Abril, se han encontrado muchos restos cristalizados de cenizas en su interior.
Los pilotos no se dieron cuenta de la presencia de la la nube de ceniza porque no es visible a simple vista y tampoco puede ser detectada por el radar.
«No sabemos si será suficiente con sólo limpiar los motores o será necesario cambiar algunas piezas» dijo Malkamäki al diario danés Politiken
Los aviones habían despegado para una misión de entrenamiento y no tuvieron fallos mecánicos ni electrónicos durante el vuelo.
Sin embargo, al aterrizar, y tras ser examinados, se encontró polvo volcánico cristalizado en las toberas de entrada del aire y también dentro de la turbina.
Los especialistas finlandeses examinaron el interior de los motores con un fibroscopio. Las imágenes así obtenidas indican que incluso en un vuelo de corta duración, realizado dentro de la nube de ceniza volcánica, puede causar daños considerables.
En las fotos se puede ver como las microscópicas partículas de ceniza se han fundido en el interior de las paredes del motor, formado una especie de masa cristalizada.
Se debe a la elevada temperatura del funcionamiento de las turbinas, que pueden llegar a los 1.000 grados centígrados dentro de la cámara de combustión.
Estas masas calientes se desplazan por el interior del motor como si fuera lava y pueden llegar a bloquear los conductos de aire para la refrigeración, que a su vez puede producir un recalentamiento de los componentes y la degradación de los materiales.
El material degradado puede llevar a producir fisuras en las piezas giratorias y, en el peor de los casos, la parada del motor y la destrucción del mismo.