El Nobel de Medicina para los descubridores de los virus del papiloma humano y VIH
Un alemán y dos franceses comparten el Nobel de Medicina 2008, el galardón más prestigioso del mundo.
© Miguel Mielgo – JM Noticias
El científico alemán Harald zur Hausen y los franceses Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier han sido los galardonados con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2008, que así lo llamó su fundador Alfred Nobel, por sus descubrimientos de los virus que causan dos de las enfermedades más graves de nuestro tiempo: el cáncer del cuello uterino y el sida.
Harald zur Hausen obtiene la mitad del galardón por «el descubrimiento del virus del papiloma humano (VPH) que causa el cáncer cervicouterino». La otra mitad la comparten a partes iguales Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier por «su descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)», según explica el comunicado del Comité del Instituto Karolinska de Estocolmo, la institución sueca encargada de conceder el Nobel de esta categoría.
Y no debería extrañar a nadie que se destaque en primer lugar al descubridor del virus del papiloma humano (VPH), pues este descubrimiento se considera como fundamental para la investigación del cáncer, sin quitar ni desmerecer a los descubridores del VIH.
Nacido en Alemania en 1936, Harald zur Hausen se doctoró en Dusseldorf en 1960 y 10 años después fue el primer científico en demostrar la relación entre el virus y el cáncer. Retirado desde el 2003, ha recibido numerosos premios, entre ellos la Medalla alemana al Mérito y dirigió durante dos décadas el prestigioso Centro Nacional del Cáncer de Alemania, en Heidelberg.
Zur Hausen fue el primero que estableció la existencia de una relación directa entre el virus del papiloma humano (VPH) y el cáncer cervicouterino.
En contra de todos los dogmas y postulados oncogénicos del momento, su descubrimiento ha resultado ser de suma importancia para el desarrollo de una vacuna contra este virus, que es el causante del segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres de todo el mundo.
El científico se dio cuenta que el VPH-ADN puede existir en un estado no-productivo en los tumores, y que debería ser detectable por medio de búsquedas específicas del ADN viral. Descubrió que el virus forma parte de una familia heterogénea, aunque sólo algunos tipos de VPH causan el cáncer, y trabajó con esta idea durante más de 10 años.
Tras hallar el ADN en las biopsias de cuello uterino, en 1983 descubrió los nuevos tumorgénicos del tipo HPV16 y sus clonados HPV18 en 1984. Estos tipos de virus se encuentran en alrededor del 70% de todas las biopsias que se hacen a las pacientes con cáncer cervical.
Los descubrimientos de Zur Hausen ha dado lugar a la caracterización de la historia natural de la infección y a una comprensión de sus mecanismos, que han hecho posible el desarrollo de vacunas profilácticas que pueden alcanzar a dar un 95% de protección.
La importancia del descubrimiento del VPH.
La carga que soporta la salud pública debido al virus del papiloma humano es considerable. Más del 5% de todos los cánceres del mundo se producen por infección de este virus, el más común en enfermedades de transmisión sexual, y que afectan al 50-80% de la población mundial. De los más de 100 tipos de VPH que se conocen, alrededor de 40 de ellos infectan por contacto sexual y al menos 15 hacen que las mujeres tengan un alto riesgo de padecer cáncer de cuello uterino.
El virus del del papiloma humano (VPH) también se encuentra en algunos de los cánceres de vulva, de pene, orales y de otros tipos, además puede ser detectado en el 99,7% de las pacientes con este tipo de cáncer que afecta cada año a más de medio millón de mujeres en todo el mundo.
Descubrimiento del VIH, el virus que causa el Sida.
Françoise Barré-Sinoussi, de 61 años, se integró en 1975 en el Inserm, el mayor organismo de investigación público francés, especializándose desde los inicios de su carrera en el estudio del sida, lo que la convirtió en una pieza clave en el descubrimiento del VIH. Hoy dirige un laboratorio propio en el Instituto Pasteur y es asesora de Naciones Unidas.
A Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier, este último fue Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el año 2000, se les atribuye el descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus causante del Sida.
En 1981, a raíz de los informes médicos que indicaban la existencia de un nuevo síndrome de inmunodeficiencia, ambos comenzaron la búsqueda de la causa de la nueva enfermedad.
Barré-Sinoussi y Montagnier aislaron y cultivaron células de ganglios linfáticos de pacientes que los tenían inflamados, una de las características de padecer el síndrome de la inmunodeficiencia.
Detectaron la actividad de la enzima retroviral transcriptasa inversa, un signo evidente de la replicación del retrovirus, y también encontraron partículas retrovirales en las células infectadas. El virus infectaba y mataba los linfocitos, tanto de los infectados como de los donantes sanos, y reaccionaba con los anticuerpos de pacientes infectados.
Luc Montagnier, al frente del laboratorio del Instituto Pasteur que dio con el retrovirus en 1983, preside la Fundación Mundial de Investigación y Prevención del Sida. Su nombre se asocia al descubrimiento del VIH, aunque tuvo que compartir durante años la distinción, no sin cierta polémica, con el estadounidense Robert Gallo, al que se adelantó por meses.
Al contrario de lo que antes caracterizaba a los retrovirus oncogénicos humanos, el nuevo retrovirus que habían descubierto, ahora conocido como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), no inducía al crecimiento celular incontrolado.
Este virus requiere la activación de las células de reproducción y de la fusión celular mediada por los linfocitos T. Esto explica, en parte, cómo el VIH afecta el sistema inmunológico, ya que la células T son esenciales para la inmunidad.
En 1984 Barré-Sinoussi y Montagnier consiguieron aislar varias cepas del nuevo retrovirus, que identificaron como un lentivirus, en personas infectadas sexualmente, en hemofílicos, en transmisión de madre a hijo y en pacientes que habían recibido transfusiones de sangre. La importancia de sus logros se debe considerar en el contexto de una pandemia mundial que afecta al 1% de la población.
Nunca antes la ciencia y la medicina habían sido tan rápidas en descubrir e identificar el origen de un mal y proporcionar un tratamiento. El descubrimiento del VIH fue un requisito previo para la actual comprensión de la biología de la enfermedad y su tratamiento antirretroviral. Aunque de momento no se puede erradicar, el éxito de las terapias aplicadas está dando una esperanza de vida a las personas infectadas con el VIH, que alcanza niveles similares a los de personas no infectadas.
La importancia de los virus
Por Francisco Mansilla Castaño
Ph.D. en Biología Molecular.
Investigador del Laboratorio de Diagnostico Molecular del Hospital Universitario de Skejby (Dinamarca)El virus del papiloma humano (VPH) es un virus con ADN circular de doble cadena que forma parte de un grupo de virus de más de un centenar.El hallazgo de este virus en células cancerígenas fue, en su momento, un hecho trascendental. Y es que en contra de las teorías que prevalecían en los años 70, Harlad zur Hausen demostró que las cepas VHP 16 y 18 se encontraban en el 70% de los casos de cáncer de cuello uterino, el segundo más frecuente en la mujer en los países industrializados.
Pero lo más importante era que el virus fuera capaz de inducir un comportamiento carcinogénico. El aislamiento del VHP y los mecanismos que desvelan como el material genético viral se integra en el genoma de las células huésped, han sido fundamentales para el desarrollo de vacunas específicas que se utilizan de manera sistemática, minimizando así el riesgo de tan trágica enfermedad.
A Barre Sinoussi y Montagnier se les atribuye el descubrimiento del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), el causante del Sida, y el estudio de los complicados mecanismos que rigen la replicación del retrovirus. El papel de las células T y la implicación del sistema inmune hacen del VIH un virus singular.
El aislamiento, la secuenciación de su genoma y sobre todo, el entendimiento de su complicadísima forma de acción lo han convertido en el centro de miles de investigaciones y sobre todo han ayudado a la generación de tratamientos médicos que, en los países industrializados, pueden equiparar a sus portadores con personas no infectadas.
Sin embargo, su endemoniada capacidad de mutación y versatilidad lo hacen muy difícil de erradicar mediante estrategias basadas en vacunas convencionales. Tras más de un cuarto de siglo aun estamos lejos de traducir nuestro conocimiento sobre el virus en una terapia no solo efectiva, sino también de bajo coste.