Cuando las paredes hablan
Un revolucionario sistema de sonido tridimensional permite usar las paredes de una habitación como altavoces.
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El 14 de octubre de 1947 el piloto norteamericano Charles Yeager rompió una barrera formada sólo por aire al alcanzar los 1.200 kilómetros por hora. Aquello constituyó una sensación mundial, una increíble hazaña de la ciencia. Más de medio siglo después, la «barrera del sonido» puede tocarse y escucharse y, aunque parezca mentira, hasta afirmar que incluso… ¡las paredes hablan solas!
Esta revolucionaria innovación constituye una buena nueva para todos los amantes del cine en casa: adiós a los voluminosos altavoces porque a partir de ahora, el sonido vendrá de las paredes, del techo y del suelo.
Este «sistema de sonido tridimensional mural» ha sido desarrollado por el especialista alemán en poliuretano Puren GmbH, con sede en Überlingen (Alemania), en cooperación con Siemens AG y Bayer MaterialScience AG, uno de los mayores productores de plásticos del mundo.
Para Hans Bommer de Puren GmbH: «El principio de no transmitir el sonido mediante altavoces convencionales, sino haciendo vibrar una superficie, se basa en una patente de Siemens. Pero hasta ahora faltaban placas acústicas excitadas digitalmente y que sonasen realmente bien. Hoy, después de sólo 18 meses de desarrollo, presentamos un sistema completo listo para lanzarlo al mercado»
El corazón de la tecnología «pursonic» es una delgada placa acústica (www.pursonic.com). El elemento está formado por un material especialmente combinado de poliuretano y elaborado con las materias primas de Bayer Desmophen® y Desmodur®.
Eckard Foltin, director del Centro Creativo de Bayer Material Science, siempre a la caza de las tendencias de futuro, explica: «Con estos materiales fue posible reducir el espesor de la placa a siete milímetros. De este modo, la placa ocupa poco espacio en la pared y, a pesar de ello, presenta una elevada solidez»
El modelo es la guitarra acústica: en este instrumento también se hacen vibrar las delgadas paredes exteriores en vez de generarse una intensa onda de presión como ocurre, por ejemplo, en el caso de la trompeta. ¿Y cuál es la receta exacta de la placa?. Bommer sonríe. «Ese es nuestro secreto. Al fin y al cabo fueron necesarios cientos de experimentos hasta lograr la calidad de sonido deseada»
Pero para que los elementos acústicos sigan sonando bien, una vez empotrados en los tabiques, el techo y el suelo y recubiertos por revocado, papel pintado o azulejos, se necesita una tecnología digital muy delicada.
Cada placa, –se necesitan cinco para un sonido envolvente pleno, el llamado sonido 5.1 – se hace vibrar mediante actuadores acústicos situados en la cara posterior. Estos actuadores reciben la señal de un procesador digital libremente programable.
La cuestión central está en adaptar de forma óptima la respuesta en frecuencia, es decir, los agudos, los tonos medios y los graves, al material de superficie de la zona de la pared bajo la cual se encuentra la placa acústica.
El resultado es un sonido tridimensional convincente, que no sólo se limita a un espacio reducido, la llamada «zona óptima» como ocurre en los altavoces convencionales. El motivo de ello es el ángulo de emisión de las superficies vibrantes, casi dos veces mayor que el de los altavoces habituales. Además, cuando se utiliza un micrófono, prácticamente no se producen pitidos por acoplamiento, lo que resulta especialmente importante para presentaciones y ponencias.
Hans Bommer está convencido del éxito de esta innovación entre los amantes del buen sonido: «La primera vez que alguien oye hablar del sonido tridimensional Pursonic piensa que es un cuento de las mil y una noches. Pero después, cuando escuchan el sonido sin ver ningún altavoz, todos lo quieren de forma inmediata».
En Bayer no se descartan otras aplicaciones para la industria, por ejemplo, de la automoción: en el habitáculo de los automóviles, haciendo que vibre y suene mientras transmite las noticias del día.